y pleno de Amor verdadero,
te agradezco mi dolor,
mi sufrimiento y mi miseria.
Bien se ,que no soy merecedor de tu luz
mas, pese a mi mortificación,
siento el calor de tu presencia
que hace de la ausencia
y de la carencia de todo
lo naturalmente bueno,
algo que seguro me merezco,
pero puedo ver desde mi pesar,
tu claridad radiante
y eso no solo me consuela
sino que me alienta a que un día,
tenga de ti misericordia y compasión.
Soy sin embargo,
un ciego que no puede ver tu luz,
soy ignorante como el polvo del camino
pero Tú por ser grande y eterno,
me dejas sentir tu calor.
Te amo, mi Señor,
pese a las heridas, pese a los conflictos,
pese a mi propia vida porque en mi
no hay nada y en Ti, lo hay todo.
Y en mi tristeza,
Y en mi tristeza,
puede haber también una gota de alegría
que disipa las tinieblas en mi corazón;
no hay otra razón mas importante
para la vida que tu presencia;
y en la ausencia de mi ser perdido,
yo te pido que me encuentres,
que no me abandones,
que sea tu voluntad en esta vida,
que siempre es tuya porque mío
solo es el lamento y el pesar,
pero en mi pequeñez tengo algo grande
que solo Tu puedes dar:
que te amo y te amare siempre
por sobre todas las cosas,
Tu siempre, eres mi Señor.
...
Pintura y Oración:
Oscar Basurto Carbonell
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