Señor mío, dueño de mi vida y mi destino, yo sé que no merezco tu presencia. Soy de seguro como un vaso roto, si echaras en mi, tu vino, éste se derramaría pese a todo Señor, humildemente yo te pido menos quizás que una gota de ese vino, aunque esta copa este rota, te prometo que yo cuidare como si fuese un océano, al que no puedo dejar perder absolutamente nada.
Dame Señor, un poquito de ti y yo seré inmensamente feliz, tan feliz, que eso que soy, una copa rota, te alabara, porque tu eres mi Señor, mi principio, mi final, mi camino, mi única realidad , y cada día brindare por amor a ti . Una gota me bastara de ti, para toda la eternidad. Haz de mí, señor lo que tu mejor dispongas.
Dame Señor, un poquito de ti y yo seré inmensamente feliz, tan feliz, que eso que soy, una copa rota, te alabara, porque tu eres mi Señor, mi principio, mi final, mi camino, mi única realidad , y cada día brindare por amor a ti . Una gota me bastara de ti, para toda la eternidad. Haz de mí, señor lo que tu mejor dispongas.
Pintura y Escrito:
Oscar Basurto Carbonell
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Reflexiones sobre el Perdón
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Espejos de el alma
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