¿Puede ser que Dios no me escuche?
El dialogo con Dios es siempre la experiencia sobrenatural y se llama oración. Esperamos de la oración, una respuesta, una señal, un indicio y puede que sintamos que hemos clamado, que hemos puesto nuestra rodilla en el piso y que quizás, años han pasado y no hemos sido escuchados y esto sucede porque queremos que Dios nos responda de una forma especifica: " Yo quiero esto Señor"- le decimos y si no lo tengo es que no me ha escuchado.
Debemos entender que el principio de la oración se encuentra sostenido por la humildad del orante:
“Yo te pido Señor Padre, que sea tu voluntad" He ahí la gran diferencia, pues queremos ser escuchados en nuestros propios términos pero Dios nos responderá en los suyos propios, y esto tiene una implicación: Dios quiere lo mejor para nosotros y El nos responde de acuerdo no a lo que queremos, no a lo que buscamos, sino a lo que El busco y quiso para nosotros, desde siempre.
Y puede haber una gran separación: " Dios, quiero esto o aquello" Y esto no llega, ni llegara jamás pero llegara algo mejor, algo infinitamente mejor porque es Dios quien lo esta haciendo.
Puede que digamos: " Dios quiero pasar esta prueba" y Dios dirá: " Has estudiado para esto, ¿es esto lo que verdaderamente te conviene?"
Quizás no queremos ver que no queremos superar nuestros límites y estamos convirtiendo a Dios en la solución de las soluciones pero sin que nos hallamos, en virtud de Dios, edificado y superado.
"Dios, quiero pasar el examen y estudiare para el, dame tu luz para profundizar y entender, enséñame el camino para vencer los obstáculos y sea tu voluntad." Dios quiere esto, que sus hijos aprendan la responsabilidad del cuidado, la dedicación, el empeño, el esmero.
"Dios, haz que mi campo se llene de frutos dulces como ningún otro" Y nos sentaremos a ver crecer los árboles dar sus frutos o participaremos como ha de ser.
Un padre en su hogar, quiere ver a sus hijos superarse, no ser el, quien haga las cosas sin que el hijo aprenda sus lecciones de vida, Dios quiere para nosotros y en nosotros, una participación. Dios nos llama, nos brinda su gracia, nos otorga la fe, hagamos de ella un instrumento de conocimiento y experiencia; el que no sirve a sus semejantes, no puede ser servido, el que no se coloca en el ultimo lugar, no puede ser cabeza de nada, ni de nadie. El que no trabaja, no puede disfrutar de la cosecha porque no ha participado.
Dios quiere que vivamos en plenitud en su obra maravillosa que es la Creación, pero tiene algo mas que es la Vida Eterna. Y todos somos llamados al banquete con el Señor. Y cuando El nos llame, si estamos atentos, cenaremos con el pero aquellos que no estén atentos, no le conocerán, se cerraran las puertas y no cenaran con el Señor Dios.
Dios, entonces nos escucha, aprendamos nosotros a escucharlo a El.
El dialogo con Dios es siempre la experiencia sobrenatural y se llama oración. Esperamos de la oración, una respuesta, una señal, un indicio y puede que sintamos que hemos clamado, que hemos puesto nuestra rodilla en el piso y que quizás, años han pasado y no hemos sido escuchados y esto sucede porque queremos que Dios nos responda de una forma especifica: " Yo quiero esto Señor"- le decimos y si no lo tengo es que no me ha escuchado.
Debemos entender que el principio de la oración se encuentra sostenido por la humildad del orante:
“Yo te pido Señor Padre, que sea tu voluntad" He ahí la gran diferencia, pues queremos ser escuchados en nuestros propios términos pero Dios nos responderá en los suyos propios, y esto tiene una implicación: Dios quiere lo mejor para nosotros y El nos responde de acuerdo no a lo que queremos, no a lo que buscamos, sino a lo que El busco y quiso para nosotros, desde siempre.
Y puede haber una gran separación: " Dios, quiero esto o aquello" Y esto no llega, ni llegara jamás pero llegara algo mejor, algo infinitamente mejor porque es Dios quien lo esta haciendo.
Puede que digamos: " Dios quiero pasar esta prueba" y Dios dirá: " Has estudiado para esto, ¿es esto lo que verdaderamente te conviene?"
Quizás no queremos ver que no queremos superar nuestros límites y estamos convirtiendo a Dios en la solución de las soluciones pero sin que nos hallamos, en virtud de Dios, edificado y superado.
"Dios, quiero pasar el examen y estudiare para el, dame tu luz para profundizar y entender, enséñame el camino para vencer los obstáculos y sea tu voluntad." Dios quiere esto, que sus hijos aprendan la responsabilidad del cuidado, la dedicación, el empeño, el esmero.
"Dios, haz que mi campo se llene de frutos dulces como ningún otro" Y nos sentaremos a ver crecer los árboles dar sus frutos o participaremos como ha de ser.
Un padre en su hogar, quiere ver a sus hijos superarse, no ser el, quien haga las cosas sin que el hijo aprenda sus lecciones de vida, Dios quiere para nosotros y en nosotros, una participación. Dios nos llama, nos brinda su gracia, nos otorga la fe, hagamos de ella un instrumento de conocimiento y experiencia; el que no sirve a sus semejantes, no puede ser servido, el que no se coloca en el ultimo lugar, no puede ser cabeza de nada, ni de nadie. El que no trabaja, no puede disfrutar de la cosecha porque no ha participado.
Dios quiere que vivamos en plenitud en su obra maravillosa que es la Creación, pero tiene algo mas que es la Vida Eterna. Y todos somos llamados al banquete con el Señor. Y cuando El nos llame, si estamos atentos, cenaremos con el pero aquellos que no estén atentos, no le conocerán, se cerraran las puertas y no cenaran con el Señor Dios.
Dios, entonces nos escucha, aprendamos nosotros a escucharlo a El.
"Hágase Señor tu voluntad" Y así sabremos siempre que Dios nos escucha.
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Pintura y Escrito:
Oscar Basurto Carbonell
Arte para nutrir el alma
Pensamientos Espirituales
Armonía y Paz
Espejos de el alma
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